El Hombre y la muerte II

 
Me abrí camino hacia el niño, esto no me esta pasando, me repetía a mi mismo, el encapuchado se reía de mi situación mas no oía sonido alguno que venia de el, el estaba en mi mente, repentinamente el soltó lo que todo padre teme:
- Tu hijo se viene conmigo.
No comprendí nada, Yo no tenía hijos, pero recordé lo que Aida me había comunicado por móvil, mil cosas se me pasaban por la cabeza, ¿Que hago en este lugar? ¿Aida tendría complicaciones con el embarazo?
Cogí al niño, note los ojos de su madre en el, lo cubrí entre mis brazos y me dispuse a huir pero un golpe en la espalda cegó mis movimientos.
No recuerdo el tiempo que estuve inconsciente el llanto del niño, de mi hijo me despertó, no estaba atado, seguía desnudo, mis pies sangraban y el dolor en mi espalda era intenso.
Sentí la voz de aquella figura nuevamente en mi cabeza me pregunto si quería salvar a mi hijo, antes de pronunciar respuesta alguna nuevamente su voz retumbo en mi mente.

-          Pues bien, mira a lo lejos hacia donde apunta mi mano, por ese lugar podrás salir tu y tu hijo, pero el camino no es fácil, es un día de camino y no creo que puedas llegar, coge esta mochila, tienes dos mantas, una para tu hijo y otra para que cubras tus vergüenzas y unas sandalias, te propongo lo siguiente, Yo me marchare por unas horas, será el tiempo de ventaja que tendras, luego ire en tu búsqueda, ninguna bestia te atacara si no te apartas del camino, pero los alrededores del camino estarán rodeados de crueles tentaciones.

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